lunes, 12 de agosto de 2013

La despedida de una vecina encantadora

Ti, tipiti, tipiti, tipiti.... me suena el móvil.

- ¿Dígame? (una es muy profesional)
- Hola Reyes soy..... bla bla bla bla bla....

Resumen: mi vecina, que como yo, vivía alquilada en este edificio, se ha comprado una casa y se muda.

Los que vivimos en casas grandes (70 vecinos calculo), estamos acostumbrados a un vecindario un poco frío. Están los vecinos mayores, que siempre son muy educados y van vestidos impecables, los vecinos normales, entre los que me incluyo, que saludamos al entrar, al salir, y mantenemos una conversación de ascensor cuando es necesario. Muchos van y vienen, hay muchos pisos de alquiler, con lo cual, es un poco impersonal, te encuentras gente que no has visto en tu vida, y no sabes si se trata de tu vecino de arriba o del amigo de tu vecina de abajo.

El caso es que me llama A, y me dice que se muda, y mira, esto sí que me da pena. Porque A y yo nos mudamos prácticamente al mismo tiempo. Porque su hija era un poquito más pequeña que las mías, y era una "vecina de mis hijas", y porque a pesar del pánico que le tenían las niñas, su perrito me gustaba. Porque habíamos hablado muchos ratos largos en la calle, y nos habíamos tomado algún cafecito... y porque sí, sin más, me da pena.

Pero además, no solo me llama para contarme que se va (snif!). Es que necesita un detalle para sus futuros vecinos, porque va a tirar la casa nueva abajo y reconstruirla.... y mejor empezar con buen pie, que esta vez es vecindario para siempre. "Lo que quieras, Reyes, lo que te apetezca, lo que creas que va a quedar bien con esta gente que no conozco..."

Así que sin saber si eran hombres o mujeres, niños, niñas o ancianos, me puse a hacer unas galletas de mantequilla sabrosísimas con forma de cupcake, cada uno decorado de forma diferente, y lleno de colores.

Como siempre, lo monté en los tiestos de toda la vida, que son con los que me gusta trabajar... y este fué el resultado, os gustan?



Un placer A, se os echa de menos...

Reyes

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